COLOMBINAS - 1ª de FERIA

Pecados terrenales

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1897

Enrique Ponce e Iván Fandiño cortan una oreja por coleta en el primer festejo de la Feria de Colombinas. Corrida de José Luis Pereda falta de raza y clase, y toreros conformistas que no dieron el paso adelante. Alejandro Talavante, aun sin trofeos, dejó los muletazos de mayor verdad y elegancia. Apenas media plaza de aforo. 

LA FICHA

TOROS: Se han lidiado cuatro toros de José Luis Pereda y dos -segundo y quinto- de La Dehesilla, correctos de presentación con alguno por debajo del mínimo exigible. Desrazados y faltos de clase. El de mejor juego fue el cuarto.

ESPADAS: Enrique Ponce, de celeste y oro, silencio y una oreja tras aviso.

Iván Fandiño, de lila y oro, una oreja y silencio.
Alejandro Talavante, de nazareno y oro, saludos y saludos.
 
INCIDENCIAS: Casi media plaza.

 

 Un buen natural de Alejandro Talavante hoy en La Merced. (FOTO: Plaza de toros de Huelva)

Francisco Mateos.-

     El toreo perdió su divinidad hace tiempo y díficil se vislumbra que la recupere. El toreo se ha hecho terrenal y peca con errores que se repiten de forma constante. Huelva, que en ocasiones ha sabido alzar a santuario La Merced, no es ajena a caer en esos pecados terrenales que impiden que el toreo se divinice. La corrida de Pereda ha estado desigualmente presentada, correcta sin más, y alguno por debajo del mínimo exigible. Después, en el juego, ha faltado clase y raza. Sólo el cuarto ofreció más celo y combate en la muleta. Corrida de poco fondo, pero vivimos una Fiesta en la que todos pecamos, en la que la suerte de varas no existe, en la que los quites son como viejas láminas de un libro apolillado, en la que lo más aplaudido en varas es que un picador sea capaz de subirse enrabietado de nuevo al caballo tras una caída. Pecados terrenales que van a condenar a la Fiesta a las hogueras del infierno.

     Enrique Ponce hace tiempo quen expió sus pecados y ganó que su alma taurina entre en el paraíso de los buenos toreros. Pero eso se lo ganó hace ya tiempo. Y se nota. La experiencia es un grado y anduvo sobrado con la desrazada corrida, que no significa precisamente que estuviera bien, sino solvente. No sé bien aún quién estuvo más desganado en el primero: si el toro o el torero valenciano. Si el toro pecaba de no querer muleta, Ponce no iba a ser menos y cayó en el pecado original de la ley del mínimo esfuerzo. El cuarto fiue el de mejor juego, y si bien es cierto que la faena de Ponce ganó en calidad y fue a más, no es menos cierto que esta imagen de Ponce dista muy mucho del mejor Ponce que hemos disfrutado en esta misma plaza de Huelva. A ese toro lo hubiera reventado toreando Ponce, pero con la excelencia de la sabiduría se comete el pecado de hacer demasiado fácil lo que quizás no lo es tanto. De todos modos, esta faena fue ganando en verdad, y del toreo ventajista de la primera parte pasó Ponce a un final más apretado y auténtico, pero sin esforzarse. Y si al primero lo mató mal, a este segundo igual: pinchazo y estocada baja. El santo público absolvió el pecado del acero y le concedió una oreja más a Ponce. Una oreja de número, de estadística. De ahí no pasa.

     Iván Fandiño mostró dos caras. En su primero sí, pero en segundo no. Se metió en los terrenos del segundo toro y provocó su embestida. No era toro claro de triunfo pero lo fue haciendo él mismo. Más enrazado que el toro, ligó los muletazos en una faena meritoria. De todos modos no hubiera sido faena de oreja si no es por la contundente estocada, que de por sí era merecedora del trofeo. Con el quinto, con ganas siempre de rajarse, no estuvo en el Fandiño que todos esperamos, el que no da la faena por perdida y lo intenta todo. Aceptó sin más que el toro no tenía triunfo y se justificó en algunos afanosos derechazos sin continuidad. En este toro tenía que haber aportado ese plus diferenciador que se le presupone, pero pecó de conformista.

     Y aun sin cortar orejas, me gustó Alejandro Talavante. Los muletazos más de verdad, con clase y elegantes de la tarde brotaron de su muleta en el tercero. Otra cosa es que la falta de raza del toro unido a la conocida frialdad del extremeño provocaran que la faena no tomara vuelo en los tendidos. Además, no lo mató bien. En el sexto, que pecó de pereza para salir al ruedo, aún más fría la faena, que tuvo momentos muy elegantes y de clase, pero que con un toro sin emoción no transmite el extremeño calor a los tendidos.

     Y así acabó la primera de Colombinas, con los pecados terrenales que arrastra el toreo y los penientes aficionados despoblando plazas, porque hoy con este cartel de Ponce, Fandiño y Talavante apenas casi media plaza. El toreo necesita expiar pecados para ganar acceso de nuevo al paraíso. De lo contrario, seguiremos en este tambaleante purgatorio. 

 


 *Debido a la decisión de la plaza de toros de Huelva de sólo acreditar a un redactor de HUELVA TAURINA, nos es imposible ofrecer a nuestros lectores el mismo variado y amplio despliegue informativo de temporadas anteriores en cada festejo, con varias galerías gráficas y artículos de opinión. Respetamos pero lamentamos la decisión de la plaza de La Merced hacia el único portal taurino dedicado exclusivamente a Huelva y sus profesionales.
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