OBSERVATORIO TAURINO

Resaquilla feliz de unas grandes Colombinas

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El público ha llenado La Merced en Colombinas. (FOTO: Vicente Medero)
El público ha llenado La Merced en Colombinas. (FOTO: Vicente Medero)

«…La batalla sólo se podía vencer en el ruedo y así lo hizo El Juli, echando la moneda a lo alto para convertir su paso por estas felices Colombinas en el verdadero acontecimiento del ciclo choquero y de todo el año. El gran maestro se jugó la vida y trocó el mano a mano con Talavante en un espectáculo global y trepidante…»

Álvaro Rodríguez del Moral.-

El Juli se alza en armas en Huelva

     El mariscal del toreo ha consumado su pronunciamiento en la Vega Larga de Huelva. El Juli ha retomado el mando del toreo, el control de la temporada y se ha convertido en el actor imprescindible de una campaña que había querido orillarle por unos errores de política taurina -el absurdo conflicto de las televisiones- que ya ha pasado la correspondiente y doliente factura a unos y otros. La batalla sólo se podía vencer en el ruedo y así lo hizo el madrileño echando la moneda a lo alto para convertir su paso por estas felices Colombinas en el verdadero acontecimiento del ciclo choquero y de todo el año. El gran maestro se jugó la vida y trocó el mano a mano con Talavante en un espectáculo global y trepidante gracias a la dinámica competencia en quites; las inesperadas banderillas compartidas y, sobre todo, empleando una impresionante ecuación de maestría y arrojo consciente que han reforzado su papel de primerísima figura del toreo. La apuesta era difícil pero el tiempo está poniendo a cada uno en su sitio. El triunfo del diestro de Velilla ha reconducido el hilo argumental de una campaña que navegaba a la deriva. En Bilbao, tribunal definitivo de la gran temporada, le esperan dos tardes. Cuidado…

El extraño caso de José Tomás.

     El despliegue ‘julista’ fue el argumento más sólido de unas Colombinas que no habrían sido iguales sin el poderoso imán mediático que presta José Tomás -mano a mano con un Morante de versos sueltos- para alegrar las taquillas. Ésa es la verdad. Pero también es verdad que el dolménico diestro de Galapagar ha descendido del Olimpo y se ha instalado entre los mortales. Tomás triunfó legítima y brillantemente, pero su actuación fue la de una figura inmersa en la gran temporada que tuviera firmadas 70 corridas con la furgoneta acumulando kilómetros. Así lo evidenció su renovado estado físico y la verdadera dimensión de una buena actuación en una tarde normal que quedó muy lejos del desideratum que tendría que acompañar los tres pases de su venida a la tierra en 2012. Tomás estuvo lejos de esas tardes abandonado de sí mismo en las que se dejó matar para cimentar una leyenda que no siempre se enhebra a la realidad. Su reino también es de este mundo aunque él esté sobrado de profetas.

Cuando las cosas están bien hechas.

     En cualquier caso, hay que dar la enhorabuena a la empresa comandada por Óscar Polo y Carlos Pereda, catalizadores de unas Colombinas históricas que han sabido espantar la crisis y el fantasma de los tendidos vacíos gracias a un simple y llano ejercicio de imaginación, sentido empresarial y apuesta decidida por la excelencia. Ni siquiera la temida ausencia de Manzanares logró aguar la fiesta en ese segundo mano a mano que a la postre fue suplido con éxito por un Talavante que también sale reforzado de su paso por el coso de La Merced. Así si se hacen las cosas y así debe cundir el ejemplo.


*Álvaro Rodríguez del Moral es periodista taurino / Publicado en ‘El Correo de Andalucía’.

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